Empatía: sincronizando emociones


     Los bebés tienen la impresionante capacidad de imitar fielmente el comportamiento de los padres y cuidadores. Esta es la premisa que debemos tener presente cuando actuamos en su presencia.

     Es así como ellos aprenden todas nuestras virtudes y todos nuestros defectos, convirtiéndose en espejos fieles de nuestra personalidad, motivándonos a cultivar ciertas cualidades que adolecemos o que deseamos desarrollar.

     Una de ella es la empatía, que no es otra cosa que la capacidad que tenemos de conectarnos con las emociones que otros sienten.

     ¿Cómo sembrar esta cualidad en los más pequeños? Con el ejemplo. ¿Cuándo están listos para desarrollar la empatía? Desde que nacen: cuando nos ponemos en sus zapatos, cuando nos dejamos contagiar por su risa, cuando consolamos su llanto, cuando los cargamos o nos agachamos para mirarlos a los ojos y, muy especialmente, cuando los escuchamos con atención.

     Aunque no entiendan el concepto de la empatía, los niños pronto aprenderán que es natural y sano sincronizar las emociones con los demás.

     Resultados: a corto plazo recibiremos abrazos y besos cuando nos noten tensos o tristes, a mediano plazo escucharan atentamente todo lo que digamos, y a largo plazo nos acompañarán como adultos considerados y justos.


     La empatía es una virtud que se aprende en casa. 

Autor: Louisiana Panagua