Cargando a nuestras crías.
Desde que nace nuestro bebé, sentimos
la necesidad instintiva de cargarlo y atenderlo cada vez que llore. En
ocasiones, incluso deseamos dormir con él. Esto es completamente natural, así
como es natural que el bebé llore nada más al acostarlo.
Esto se debe al vínculo afectivo que
desarrollamos hacia nuestro bebé y a que los niños buscan la proximidad, el
contacto y la protección de una persona adulta o figura principal de apego, que
casi siempre es la madre debido a la impronta que tienen al nacer.
Janeth Ivimas, administradora de la
página “La crianza con apego es mi forma de cambiar el mundo”, asegura que una
de los principios básicos de la crianza con apego es cargar a los niños tanto
como lo pidan o como deseemos porque ayuda a formar un bebé emocionalmente
sano.
Explica que durante la maternidad, los
sentidos de la mujer se agudizan con el fin de estar atentas a sus hijos, así
como el bebé se calma al sentir el olor y los latidos de su madre. Este
contacto constante permite que el bebé se sienta seguro y calmado.
De ahora en adelante, cuando veamos a
un bebé plácidamente dormir en brazos, podremos repetir mucho brazo biencría.
Louisiana Panagua