Colecho: El Descanso Compartido

     Los especialistas  en lactancia sugieren que las tomas nocturnas son las más importantes, debido a que es durante la madrugada que se sintetiza la prolactina, la hormona que garantiza nuestra producción de leche.
      Para la mayoría de las madres, esto se convierte en un calvario porque suelen descansar poco debido a que se levantan de la cama a intervalos de tiempo muy cortos o por períodos muy largos y son clásicas las historias de noches en vela porque su bebé tiene el horario de sueño invertido, solo se duerme con la teta o llora apenas toca la cuna. Por este motivo, cedemos ante la tentación de darle un tetero de fórmula láctea para que el infante “duerma más”. Y claro que duerme más, si necesita más tiempo para digerir el pesado alimento.
      Si se desea lactar de noche y descansar mejor, puede practicar el colecho, que no es más que compartir la cama con el bebé. Hay diferentes variantes, como unir la cuna a la cama de los padres, quitando una de las barreras laterales.
      Para esto es necesario conocer las medidas de seguridad básicas que recomiendan la UNICEF y la psicóloga infantil Rosa Jové: un colchón firme, con sábanas y protectores que no puedan enredar al bebé o tapar su cabeza, junto con unos padres sanos (libres de drogas, alcohol, y sin obesidad mórbida), además de asegurarse de que no pueda caer de la cama ni quedar atrapado entre el colchón y la pared y no dejarlo solo en la cama.